La renta vitalicia, como opción de pensión, es objeto de numerosos mitos y percepciones erróneas. En este artículo, profundizamos en sus características, desmitificamos las concepciones equivocadas y ofrecemos una mirada objetiva sobre sus ventajas y desventajas.
La renta vitalicia se presenta como una modalidad de pensión. Al elegir esta modalidad, el afiliado transfiere la propiedad de los fondos acumulados en la cuenta individual de la AFP a una compañía de seguros. A cambio, esta compañía se compromete a abonar una renta mensual fija y en UF durante toda la vida del afiliado y de sus beneficiarios legales.
No obstante, existen diversos mitos y confusiones en torno a las rentas vitalicias que pueden sesgar la decisión de los afiliados al momento de jubilarse. En este artículo, vamos a desmitificar ocho de estas creencias prevalentes. Sigue leyendo.
Mito 1: Las rentas vitalicias son un seguro, no una pensión
Realidad: Aunque son administradas por compañías de seguros y no por las AFP, las rentas vitalicias garantizan un ingreso constante y estable a lo largo de la vida, cumpliendo con los criterios legales para ser catalogadas como una pensión.
Mito 2: Al optar por una renta vitalicia, se pierde el dinero acumulado en la AFP
Realidad: No se desvanece el acceso a estos fondos. En realidad, se transfiere la propiedad, y a su vez, el riesgo financiero y de longevidad a la compañía aseguradora, que se encarga de gestionar e invertir los fondos para asegurar el pago futuro de las pensiones. Además, existen modalidades que permiten dejar un legado a los herederos.
Mito 3: Las rentas vitalicias tienen un costo mayor que el retiro programado
Realidad: A pesar de que pueden tener un monto inicial menor, las rentas vitalicias se preservan constantes en UF, ofreciendo ventajas como estabilidad y protección contra la inflación y la volatilidad de los mercados.
Mito 4: Las rentas vitalicias son homogéneas en todos los países
Realidad: Si bien están disponibles en múltiples países, cada uno tiene sus propias características y regulaciones específicas.
Por ejemplo, en Chile las rentas vitalicias son expresadas en UF y tienen un carácter irrevocable, mientras que en otros países pueden ser expresadas en moneda local y tener un carácter revocable.
Mito 5: Las rentas vitalicias conllevan más riesgo que el retiro programado
Realidad: Se encuentran bajo la supervisión rigurosa de la Comisión para el Mercado Financiero, lo que garantiza su solvencia y cumplimiento.
Por otro lado, si es que una compañía de seguros llegara a quebrar, el Estado se haría cargo de la pensión del jubilado bajo ciertas condiciones.
Mito 6: Una vez contratada una renta vitalicia, no se puede complementar con otras fuentes de ingreso
Realidad: Es factible complementar las rentas vitalicias con otras fuentes de ingreso, como ahorro voluntario, empleo post-jubilación, Pensión Garantizada Universal, entre otros beneficios estatales.
Mito 7: Son preferibles para quienes tienen una elevada esperanza de vida
Realidad: La idoneidad de las rentas vitalicias no se centra únicamente en la esperanza de vida. Factores como el monto inicial, la tasa de venta y otros variables juegan también un papel crucial en su conveniencia.
Mito 8: Representan la mejor opción para todos los afiliados.
Realidad: Al igual que el retiro programado, las rentas vitalicias tienen sus propios pros y contras. La elección adecuada dependerá de las circunstancias individuales de cada afiliado.
La mejor opción para cada uno depende de sus características personales, familiares, financieras y previsionales. Por eso, es importante informarse bien y comparar las distintas alternativas antes de tomar una decisión.
Para responder a tus preguntas frecuentes sobre la renta vitalicia, recomendamos buscar una adecuada asesoría y comparar distintas alternativas. Consulta en el sitio oficial de la CMF o acércate a tu aseguradora de confianza para obtener más información.